Finaliza un nuevo año, en
el que no han estado ausentes las dificultades para el sector y la
familia del vino.
Más allá de los
avatares, el 2016 ha sido un año en el que se han concretado nuevos
emprendimientos vitivinícolas, los vinos uruguayos continuaron
conquistando: lauros y nuevos mercados en el exterior.
Los resultados han llegado
gracias al trabajo, sacrificio, iniciativa, y el riesgo que continúa
asumiendo el sector privado. Es decir, viticultores y bodegueros, y
sus nuevas generaciones, que siguen apostando, más allá de las
dificultades que encuentran para competir (dentro y fuera del país)
con productos de otras regiones del mundo, y que hacen a esta
actividad, verdaderamente 'titánica'.
Tamaño esfuerzo, nos
regala su fruto más preciado, el vino nacional.
Lejos del chauvinismo y el
fanatismo, la calidad y diversidad que ofrecen hoy los vinos
uruguayos es un hecho inobjetable, que merece un verdadero
reconocimiento.
El abanico de tipos vinos,
y vinificaciones especiales que presenta la industria uruguaya,
continúa en aumento, año tras año. En el país hoy se producen, excelentes vinos tranquilos (blancos, rosados, tintos, tanto
jóvenes como de crianza), también se están elaborando
vinificaciones especiales de altísima calidad como licores de vino,
vinos de cosecha tardía, de botrytis, y espumosos naturales
En cuanto a variedades de
uva, Uruguay cuenta con excelentes resultados en cepas blancas
como: el sauvignon blanc, viognier y albariño. También en tintas ya
no solo hablamos de tannat, sino también otras se distinguen por su
calidad y rendimiento como: merlot, cabernet franc, marselan,
arinarnoa, por citar las más importantes.
Complementando todo este
panorama, es también de destacar el trabajo que se viene haciendo en
turismo enológico, en todas las zonas productivas del país, como
Montevideo y Canelones, Carmelo (donde se ha inaugurado recientemente
una nueva ruta del vino), Salto que se apresta a reciclar en Museo la
vieja bodega de don Pascual Harriague (pionero de la industria
vitivinícola uruguaya, quien introdujo en su establecimiento en
dicho departamento la hoy cepa emblemática del país, el tannat). Y
las llamadas nuevas zonas de producción como Maldonado y zona de
sierras.
En síntesis, para el año
que comienza, nuestro deseo al igual que todo amante del vino, es que
sigamos viendo florecer nuevos proyectos, más etiquetas para regar
nuestras copas, y que el sector continúe pujante, que pueda competir
en el mercado interno y exterior, con la producción de esta tan
noble bebida declarada hace ya dos años bebida nacional.
Uruguay ha logrado
conseguir productos en esta industria de gran calidad, variedad, y
con identidad, si lo comparamos con otras zonas vitivinícolas,
Productos que nos enorgullecen a todos los uruguayos, y que reflejan
las características de nuestra tierra y cultura. Todo este
patrimonio acumulado, merece nuestro respeto, y renovado apoyo un
nuevo año.