publicado en Magazine 'Bebidas & Cía' (Noviembre 2013)
El vino puede ser de 3 colores: Tinto,
Rosado y Blanco.
Los factores determinantes del color de los
vinos, dependen de la forma de elaboración, y las uvas que se utilizan en ese proceso. Concretamanete existen unos componentes de las uvas, llamados antocianos y
flavonoides, que se encuentran fundamentalemente en la cáscara de las mismas, que adquieren gran protagonismo a la hora de determinar el color de los vinos. Obsérvese que el color de la pulpa y el jugo de la uva
es siempre de color claro, aunque existen uvas de color de piel
blancas, tintas, y rosadas también.
Es entonces a partir del contacto que
se da entre el jugo y la pulpa de la uva, con la cáscara que se
determina el color del vino. Ese proceso se llama 'maceración', y se
produce una vez que se hace la molienda y prensado de las uvas, el
mosto va adquiriendo coloración. A mayor tiempo de contacto, mayor
color. El resultado de maceraciones largas, el vino que se obtiene es
de color tinto (3 semanas aproximadamente). Maceraciones muy cortas
de 24 a 48 horas, dan lugar a vinos rosados (aunque existen otras
técnicas para la elaboración de vinos de este tipo). Y los vinos
blancos, tienen colores claros debido a que el vino directamente se
prensa, y se separa el líquido de las sustancias sólidas. Es decir
no existe contacto del mosto con la cáscara.
Existen vinos blancos elaborados con
uvas tintas, son los llamados 'blanc de noirs', y vinos blancos de
uvas blancas 'blanc de blancs'. Ambos términos que suelen aparecer
en las etiquetas de espumosos y algunos vinos blancos, refieren al
color de las uvas con que fueron elaborados.
Aspectos que inciden en el color del
Vino
La pigmentación de las uvas, varía de
acuerdo a la variedad, si es blanca o tinta, y dentro de cada una de
ellas existen diferentes concentraciones de antocianos. El tannat por
ejemplo, es una variedad que por su alto contenido de taninos, da
lugar a vinos con una gran carga cromática. Todo lo contrario a lo
que ocurre con otra variedad tinta, como es el pinot noir, que da
tintos de color rojo muy claro.
A su vez el clima, tiene una gran
influencia en la intensidad que alcanzarán los antocianos en las
uvas. Los vinos provenientes de zonas muy cálidas, tienen una
intensidad menor de color, ya que los antocianos no logran una buena
sintetización, es importante, la amplitud térmica y que las
temperaturas nocturnas sean bajas. Lo mismo ocurre en uvas,
provenientes de zonas o añadas con muchas lluvias, que su coloración
es baja.
También el cuidado en la elaboración
del vino incide en el color final. Es muy importante que las uvas
lleguen a bodegas sanas, que no transcurra demasiado tiempo entre su
cosecha y la vinificación, y la temperatura que la fruta alcanza al entrar en bodega. Es vital además, el control de la baja temperatura en el momento de la fermentación, para que no haya pérdida de
calidad y de coloración del vino.
La influencia de la crianza en roble de
los vinos es otro aspecto relevante en el color de los vinos, ya que
en el pasaje por la barrica, los vinos blancos y tintos, obtienen una
mayor estabilidad cromática, es decir su color permanece más firme,
durante un período de tiempo mayor, que los vinos que no tienen
crianza en madera. Es así que la crianza afecta el color del vino de
distinta manera, según se trate de blancos o tintos.
En el caso de los vinos blancos, cuando son jóvenes cuentan con colores de diferentes tonalidades dentro del amarillo (pero más bien amarillos claros), y cuando se conservan en madera adquieren colores amarillos más intensos casi cercanos al dorado. Los rosados jóvenes tienen color rosa y con la crianza adquieren color más de piel de cebolla. Y los tintos, cuando jóvenes tienen colores vigorosos dentro del rojo, rubí, púrpura o violáceo, y con la crianza adquieren colores más cercanos al teja y ladrillo.
En el caso de los vinos blancos, cuando son jóvenes cuentan con colores de diferentes tonalidades dentro del amarillo (pero más bien amarillos claros), y cuando se conservan en madera adquieren colores amarillos más intensos casi cercanos al dorado. Los rosados jóvenes tienen color rosa y con la crianza adquieren color más de piel de cebolla. Y los tintos, cuando jóvenes tienen colores vigorosos dentro del rojo, rubí, púrpura o violáceo, y con la crianza adquieren colores más cercanos al teja y ladrillo.
El color en la cata del vino
A través de la cata del vino, ya en el
primer paso de la misma, es cuando podemos percibir mediante el
sentido de la vista, los defectos en el color y medir así la calidad
de un vino. El color del vino nos da mucha información que iremos
analizando en las siguientes instancias, como son la olfacción y el
gusto del vino.
La oxidación, es uno de los defectos
más comunes en el vino, muy visible en el color del vino.
Generalmente se produce por problemas con el corcho. Y los vinos
cuando ya están con un alto nivel de oxidación, tanto blancos como
tintos, adquieren colores amarronados y turbidez. Es decir hay una
descomposición importante que hace que el vino, claramente pierda en
el color y apariencia su brillo y encanto.
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