por
Miguel Etchandy
publicado en Magazine 'Bebidas & Cía' (edición Agosto 2014)
publicado en Magazine 'Bebidas & Cía' (edición Agosto 2014)
Los llamados 'vinos de
autor' son aquellos vinos en los que el enólogo o elaborador le
imprime un carácter distintivo, que tiene que ver con su
personalidad, su gusto personal, que apela más a la emotividad, y a
diferenciarse, utilizando o no, las prácticas enológicas más tradicionales y/o de
moda.
En la región algunos
'wine makers' internacionalmente reconocidos han logrado imprimir su
sello a sus vinos y han conseguido posicionarse como elaboradores con
grado de distinción. Los casos más conocidos son el francés Michel
Roland, el italiano Alberto Antonini, y el norteamericano Paul
Hobbs. Los 3 han comenzado asesorando y trabajando en Argentina
fundamentalmente, y actualmente también lo hacen en Uruguay en
distintos emprendimientos; Roland asesora a Finca Narbona (de
Carmelo), Alberto Antonini es el jefe de enólogos de Bodega Garzón
(Maldonado) y Paul Hobbs (recientemente ha sido presentado como
asesor de los vinos de alta gama de Familia Deicas)
En Uruguay este concepto
de 'vinos de autor,' no ha calado demasiado hondo, quizás porque el
país siempre ha mantenido una gran diversidad, en cuanto a los
diferentes estilos de elaboración, por parte de las diferentes
bodegas y familias esparcidas en todo el territorio del país.
No olvidar que un altísimo porcentaje de las bodegas uruguayas, continúan en manos de
capitales nacionales, y son bodegas de carácter familiar, que han
conservado y transmitido la tradición en la elaboración de vinos de
generación en generación.
Si tuviéramos que
rotularlos a estos vinos, podríamos llamarlos 'vinos de familia' o
'vinos de tradición'. Esta realidad, aún presente en los vinos
uruguayos, no es algo demasiado frecuente que suceda en el mundo
vititivinícola. Los apellidos que hoy encontramos en la mayoría de
las marcas y etiquetas de vinos uruguayos, se trata de bodegas que
hace muchas generaciones vienen produciendo vino.
Los más reconocibles son:
Irurtia y Zubizarreta en Carmelo, Falcone en Paysandú, Pisano en
Progreso, Carrau en Colón, De Lucca (El Colorado), los Stagnari ,
Toscanini, Giménez Méndez, Traversa, Pizzorno, Toscanini, Etcheverry (Castillo
Viejo), Varela Zarranz, Ariano, Marichal, Chiappella, Fallabrino, Spinoglio, etc. etc.
En fin, sin lugar a dudas,
este caudal de bodegueros-autores, es un capital aún mayor, con el
que el país cuenta, que el concepto de 'Autor',
porque esa tradición transmitida de generación en generación, es
algo intangible, imposible de repetir, de imitar o copiar, está en
el ADN, de cada una de las familias bodegueras uruguayas, que
conocen a la perfección sus tierras, viñedos, maquinaria, vinos y
las particularidades en la elaboración. Cosa que le da ese carácter
único a nuestros vinos. Quizás como uruguayos no valoremos esta
singularidad, pero en el mundo sí se valora lo exclusivo, familiar,
artesanal, lo particular y diferente, ya que implica un valor agregado, en
oposición a los vinos masivos, de escala industrial, y de carácter
-prácticamente- homogéneo. Y lo más importante de este gran
diferencial que ofrecen los vinos uruguayos al mundo, es que no es
marketing, efectivamente es así, es la realidad -por suerte- aún
vigente, construída en base al trabajo, esfuerzo y tesón de cada
una de las distintas generaciones de familias bodegueras.
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