por Miguel Etchandy
publicado en Revista 'Bebidas & Cía' (edición Octubre)
El corcho continúa siendo
por excelencia el material elegido, como tapón de botellas de vino
por la gran mayoría de bodegas y vinificadores de todo el mundo.
A pesar de la necesidad
que tiene la industria del vino, a nivel mundial, de encontrar un
sustituto a este material, ya que el corcho es un bien escaso y caro
(solo existen unos pocos países productores, Portugal y España son
los principales). Cambiar esta matriz productiva es algo muy difícil
de revertir, ya que el árbol del alcornoque, de donde se extrae el
corcho tarda más de 40 años en dar producción, lo cual hace
económicamente muy difícil o inviable, aumentar la producción del
mismo.
Más allá de los altos
costos que implica para las bodegas la compra de corcho de buena
calidad, su uso se justifica porque no se ha encontrado aún un
material, que supla o supere las ventajas que éste ofrece. Se han
desarrollado nuevos tapones, los más utilizados son los sintéticos
y tapas rosca. Pero la nobleza del corcho, lo hace insustituible aún, eso
se ve en la doble función que cumple, difícil de conseguir por
otros materiales o tapones.
La principal función que
cumple el corcho es la de impedir la entrada de oxígeno dentro de la
botella. Para ello es necesario que el vino se conserve en óptimas
condiciones, es decir en posición horizontal (acostadas), de modo
que el corcho siempre esté humedecido (en contacto con el vino),
evitando el resecamiento, por donde podría producirse la entrada
de oxígeno. Al mismo tiempo, por tratarse de un material poroso, el
corcho permite -a diferencia de otros materiales- una
microxigenación, que es fundamental para manterner vivos los
microrganismos que viven en el vino. No olvidar que el vino es un
producto vivo, y para que la vida ocurra y se prolongue, es
fundamental la microxigenación, que asegure la vigencia y plenitud
del vino durante largo tiempo.
El corcho al igual que el
vino es un producto natural, y sus características más destacadas,
pasan por tratarse de un material impermeable, inoloro, que respira y
aislante.
Todos estos beneficios son
los que siguen asegurando que los vinos más encumbrados continúen
utilizando el corcho natural para sus más exclusivos vinos.
Hay distintas calidades de
corcho, de primera y segunda calidad, colmatados. Obviamente cuanto
mejor es su calidad, mejor el desempeño. Independientemente de eso,
corcho y vino, son dos elementos que están asociados, que están
incorporados a nuestra ráíz cultural.
Se nos hace difícil
pensar que una buena botella de vino, utilice otro tapón que no sea
de corcho. Es lo que todo enófilo espera encontrar cuando se trata
de abrir una botella de buen vino.
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