por Miguel Etchandy
El sábado 28 de noviembre, junto a un grupo de socios del Club de Vinos Cava Privada, realizamos una visita y posterior almuerzo en la bodega Bouza.
La joven bodega boutique es todo un ejemplo del desarrollo que puede alcanzar la industria del vino en Uruguay, cuando una empresa es dirigida con visión y capacidad empresarial, como lo han hecho la familia dirigida por Juan Luis Bouza y su esposa Elisa Trabal.
La bodega que tuve el gusto de visitar antes de su inauguración, y que he visitado en reiteradas oportunidades, no ha parado de crecer desde su inauguración en el año 2003, aunque ha tenido ajustes a su proyecto original.
Actualmente la empresa acaba de estrenar sus nuevas instalaciones de restaurant, que prácticamente han triplicado su capacidad (de cocina y sala), y creado nuevos ambientes, como la boutique de vinos y estar, manteniendo su concepto de bodega de vinos de calidad y de cara al turismo.
Cuando está comenzando la temporada de cruceros que llegan a aguas uruguayas durante el verano, y a apenas pocos minutos del puerto de Montevideo, sin dudas la bodega Bouza, resulta una propuesta con absolutamente todo lo que un enoturista desea encontrar, con instalaciones ultra modernas, excelentes vinos, un restaurant con muy buena cocina, viñedos, una pequeña granja con animales característicos del país, una colección de autos antiguos (sin desperdicio), y un paisaje natural verdaderamente cuidado, todo lo que conforma una propuesta con verdadero y genuino encanto.
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Recorriendo el viñedo |
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Parcela A2 de variedad Tannat |
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Sommeliers del restaurant: Rodolfo Maquiolo, Ana Claustre y Miguel Bregante |
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Vista del restaurant |
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Almuerzo con socios de Cava Privada |
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La bodega |
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Sala de barricas |
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Colección de autos antiguos |
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